Como serpiente embrujada
con cara de dragón
se me estropeó tu mirada.
Como cuerpo de santo incorrupto
de manos finas
olvidé tu rostro abrupto.
Ya no tengo el cantar mañanero,
la letra se extravió,
mi alma no repica, al son del campanero.
Ya dejaron de venir jilgueros
a mirarte desde la ventana,
sólo arriban unos grajos negros.
Me dejé tú herida abierta,
sangrando sin cerrar,
para ver si tu piedad, estaba yerta.
Me la cosí a base de lágrimas,
de penas negras,
para que tu nombre, en ella imprimas.
Voy sorteando sin mucha maña
al adiós definitivo,
pero por desgracia, siempre está mañana.
Voy quemando mi loca imaginación,
poco a poco,
ya sólo me queda que resignación.
con cara de dragón
se me estropeó tu mirada.
Como cuerpo de santo incorrupto
de manos finas
olvidé tu rostro abrupto.
Ya no tengo el cantar mañanero,
la letra se extravió,
mi alma no repica, al son del campanero.
Ya dejaron de venir jilgueros
a mirarte desde la ventana,
sólo arriban unos grajos negros.
Me dejé tú herida abierta,
sangrando sin cerrar,
para ver si tu piedad, estaba yerta.
Me la cosí a base de lágrimas,
de penas negras,
para que tu nombre, en ella imprimas.
Voy sorteando sin mucha maña
al adiós definitivo,
pero por desgracia, siempre está mañana.
Voy quemando mi loca imaginación,
poco a poco,
ya sólo me queda que resignación.
ANDRÉS MONTIEL
Magnífico poema de uno de nuestros miembros de honor. Bravo, Andrés.
ResponderEliminarExcelente!!!
ResponderEliminar¿Verdad que sí, Valerita´s? Gracias por tu comentario.
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