Ella
dirige sus ojos a la oscuridad
con
la mano en sus cabellos para no dejarse ver,
ella
cierra su mente para no pensar,
ella
duda sola, contra la pared.
Ella
se sumerge en la profundidad
de
la más turbia pesadilla,
a
tientas divagando en la inmensidad
de
una senda solitaria, sucia y ya vacía.
Ansiando
escapar de tortuosos pensamientos,
ella
intenta alejarse de su fría realidad,
tan
solo recordar estremece sus cimientos
que
deriva su temor, en fragilidad.
Ella que evade la fría danza
colectiva
y
atraviesa un tumulto de desesperación,
ella que guarda sus manos
porque no están tibias
y susurra quedamente, su
tristeza hecha canción.
Bordeando
la cornisa que limita la cordura
ella
se desliza intentando no caer,
saboreando
la llovizna que acaricia su locura
ella
ríe sola, contra la pared.
Los
vientos traen sonidos de un mundo ya distante,
un
mundo ya carente de belleza como ayer.
Ella
evade las miradas y murmullos acechantes
y
sucumbe en éxtasis al voraz atardecer.
Su
alarido me estremece como un eco retumbante,
cual
destello evanescente, contra la pared.
DEMIAN
FERNANDO LOBO
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