Año de la obra: 1938
Rebeca es
una estupenda novela. Arquetipo ideal del género no deja impasible al lector
que, página a página, se sumerge en los pensamientos y los sucesos que le
deparan un incierto futuro a su atormentada protagonista. Está narrada en
primera persona por un personaje, la señora de Winter, del cual jamás se
menciona su nombre. Todo un acierto el de su autora, ya que este detalle tan
poco habitual realza la figura de la verdadera protagonista: Rebeca. Ella, aun
fallecida, está presente en todo momento y crea una atmosfera de misterio que
en ocasiones induce al lector a pensar que está tan viva como su constante
recuerdo.
Todo
comenzó con una frase: <<Ayer soñé que volvía a Manderley>>, que ya
es leyenda en el mundo del cine gracias a la acertada y fiel realización de la
película de Alfred Hitchcock basada en
esta obra y de su mismo título. La pintoresca señora Van Hopper y su apocada y
joven dama de compañía coinciden en Montecarlo con el apuesto millonario Maxim
de Winter. Éste es el dueño de la famosa mansión de Manderley y estuvo casado
con la atractiva y carismática Rebeca hasta que enviudó tras la trágica muerte
de ésta, motivo por el cual vive atormentado por su recuerdo. Sin embargo,
pronto comenzarán a enamorarse la joven y él. Cuando la señora Van Hopper
anuncia el regreso a Londres de ambas se precipitan los acontecimientos y Maxim
le pide a su joven y tímida enamorada que se case con él. Así las cosas ella
aceptará y se convertirá en la nueva señora de Winter. Deciden establecerse en
Manderley, pero pronto se ganará la antipatía de la señora Danvers, la
siniestra ama de llaves de esa mansión, celosa por estar ocupando el sitio de
su idolatrada Rebeca, de la cual fue su niñera. La falta de carácter de la
protagonista unida a la nueva posición social en la cual está desubicada y al
presente recuerdo de Rebeca hace que viva angustiada continuamente y se sienta
como una intrusa en su propio hogar. Sólo tiene la amistad del fiel
administrador de la familia, Frank Crawley. Un día, mientras paseaba con su
marido y su perro este último se escapa y ella echa a correr tras él, pese a la
negativa de Maxim a que lo hiciese, sorteando las enormes rocas que las
encrespadas olas embestían con violencia. Acabarán en la playa y cuando ella se
adentra en una caseta para buscar una cuerda para atar al perro se encuentran
con un viejo de aspecto tan misterioso como inofensivo llamado Ben. Ese día
conocerá a la hermana de Maxin, Beatrice, una mujer hirientemente sincera que
se convertirá en la mejor amiga de la señora de Winter, y su marido Gilles. Más
tarde, ausente Maxim, será testigo de la clandestina visita a la señora Danvers
de un individuo mujeriego y deleznable llamado Favell que resultará ser el
primo de Rebeca.
Al
enterarse nuestra joven protagonista de que era tradición en Manderley y para
romper con la monotonía decide organizar un baile de disfraces. Sabe que puede ser el momento
ideal para presentarse en sociedad y ganar nuevas amistades. Sólo le falta el
disfraz, pero no se le ocurre ninguno hasta que la señora Danvers le recomienda
ir vestida como una hermosa mujer que está retratada en un cuadro de la
mansión. Ella, encantada, agradecida y enormemente ilusionada se dispone a
hacerle caso. No obstante, todo acabará mal, ya que por culpa de la malévola
señora Danvers estaba caracterizada como Rebeca, con el consiguiente reproche
de su marido.
A
continuación, mientras la señora de Winter lloraba amargamente su desdicha, una
bengala anuncia el hallazgo de un balandro hundido. En su interior se encuentra
el cuerpo de una mujer: Rebeca. Maxim de Winter le confiesa a solas a su joven
esposa que la mujer que se hallaba enterrada en el panteón familiar era una
desconocida y que si él la identificó de manera falsa fue porque mató a Rebeca.
Afirmó que esta última era una persona despreciable y vividora a la que odiaba
por sus continuas aventuras amorosas a la cual mató de forma accidental en un
arrebato de celos. Después la situó en el interior de su balandro y le hundió.
Esta confesión sirvió a la señora de Winter para alejar de una vez por todas el
fantasma de la omnipresente Rebeca.
Pese a
que la Policía cierra el caso como un suicidio, Favell pretende sacar partido
de él y chantajea a Maxim de Winter presentando una carta supuestamente
comprometedora a la justicia que le acusaría de asesinato.
Finalmente
descubrirán que ese día Rebeca tenía una cita con un doctor y al visitarle éste
les revelaría que ella estaba gravemente enferma de cáncer y le quedaban pocos
meses de vida, lo cual reforzaba la teoría del suicidio.
Víctima
de su propia locura y ante la certeza de que la nueva señora de Winter lo sería
para siempre, la señora Danvers se suicida incendiando Manderley.
¿Te
ha gustado? Recomiéndalo y coméntalo, así como los anteriores libros.
Maravillosa novela, una de las mejores del género, magistralmente escrita por Daphne du Maurier.
ResponderEliminar