martes, 27 de junio de 2017

Extenuación




Qué feliz soy cuando te veo

y tus besos rozan mi cuerpo,

y mis manos cogen tus besos,

hablan nuestras miradas

y nos quedamos en silencio.

Qué feliz entrelazando nuestros cuerpos;

acariciando nuestra piel y nuestros sexos;

descongelando los polos;

explotando el infierno;

extenuándonos de amor y placer;

fundiéndonos en un abrazo eterno;

en un sólo ser, en un sólo cuerpo;

en un sólo mundo, en un universo;

en una pasión, en sólo un te quiero.

Camaleontoledo*

martes, 20 de junio de 2017

Tristeza




Ingrávida tristeza, aléjate de mí.

No quiero; no siento tus dominios.

No ha lugar para tu hechizo. Vete.

Recoge tus lunas; odio tus anhelos.

Llévate tu daga oxidada por tanta lágrima.

Me ahogo en este sollozo.

¡Adios tristeza! No necesito tus noches.

Quédate tus días; No veo su luz.

No te pertenezco. ¡Vete tristeza!

No quiero nada. Huye de mí.

Necesito mi sol;

que la luna me acune.

Preciso de mi sonrisa

¿Dónde te encuentras?

Te busco y no te halló.

Tristeza; devuélvemela.

No te pertenece. Libérala.

Ella volverá a mí, si la dejas marchar.

ASUNCIÓN ALCOCEBA

martes, 13 de junio de 2017

El resignado




Infinidad de palabras

se ahogan en mi garganta,

miles de caricias esperan

en mis brazos...

Coleccionó amaneceres

para darte en una mirada…

Versos de amor eterno

le recito a tu imagen retratada.

Maldita melancolía,

me invade junto a los deseos de verte llegar,

me pone cara a cara

con la angustia de saber

que no será así.

La tristeza me sumerge

en lo oscuro del olvido,

la amargura es real

sube desde el pecho,

hace sentir la boca reseca por ausencia,

sentimientos desgarrando por dentro

y el silencio rodeando  mi humanidad

no me deja oír tu llamada…

En vano espero te hagas presente,

has emigrado como golondrina

en busca de un nuevo verano.

Ahora sé cómo nombrar

a mi ser malgastado...

El resignado...

MARIO MENDEZ

martes, 6 de junio de 2017

Antología poética de Miguel Hernández



Autor: Miguel Hernández (1910-1942)
Año de la obra: entre 1933 y 1942

Extraordinaria y bella antología poética de Miguel Hernández. Este poeta tuvo una educación autodidacta y sus libros fueron sus mejores amigos. Gustaba leer a los grandes autores del Siglo de Oro español, en especial a Luis de Góngora. También tuvo la oportunidad de leer a escritores como Virgilio, Paul Verlaine y San Juan de la Cruz gracias a la amistad que entabló con el canónigo Luis Almarcha Hernández.
Fue el tercero de siete hermanos de humilde familia que se dedicaba a la cría de ganado caprino. Su padre le obligó a abandonar sus estudios para que se dedicara al pastoreo. Este oficio influirá decisivamente en sus composiciones poéticas que destilan sabor y olor a campo, ríos, huertas e higueras.
Se le considera un miembro a caballo entre la Generación del 27 y la Generación del 36, aunque tradicionalmente ha sido encuadrado en esta última.
En 1931 obtuvo el primer y único premio literario de toda su carrera por su poema <<Canto a Valencia>>, bajo el lema: <<Luz…, Pájaros…, Sol…>>. Dos años después publicó <<Perito en luna>>, su primer libro y se instaló en Madrid donde trabajó de secretario y redactor de la enciclopedia Los Toros contratado por su conocido director José María de Cossío, que se convirtió en su protector y en la Revista de Occidente.
Cuando en 1936 estalla la cruenta Guerra Civil Española, se alista en el bando republicano y se afilia en el Partido Comunista. Al finalizar la contienda es encarcelado en Sevilla desde donde es llevado a un penal madrileño y condenado a muerte, aunque finalmente se le conmutó por otra de treinta años de prisión. Tras un periplo carcelario por Palencia y Ocaña (Toledo), fue trasladado finalmente al reformatorio de adultos de Alicante, donde coincidirá con Antonio Buero Vallejo. Allí enfermó y murió de tuberculosis.
Además de la ya mencionada <<Perito en lunas>> (1933), destacan <<El rayo que no cesa>> (1936), <<Viento del pueblo>> (1937), <<El hombre acecha>> (1939) y <<Cancionero y romancero de ausencias>> (1938-1941), que incluye el famoso poema <<Nanas de la cebolla>> dedicado a su hijo pequeño tras recibir una carta de su mujer en la cual le decía que muchos días no tenían otra cosa que comer que una cebolla.

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