sábado, 30 de septiembre de 2017

Mundo hecho cenizas





     Paseaba por unas sucias calles de Londres, todo me parecía gris, era como si me hubieran quitado los ojos y me hubieran puesto los de un muerto.

     Esa calle, a pesar del miedo y repulsión que daba ese lugar, estaba muy transitada. La gente paseaba, otra corría porque se perdía alguna reunión importante. La gente aparentaba no sentir nada, todos estaban serios, como si les hubieran quitado el alma, sólo caminaban sin ganas, parecía que respiraran por obligación. Yo andaba, igual que ellos, todos eran iguales.

     Y así el mundo de blanco y negro, sin creatividad, sin nadie que lo quiera, se redujo a cenizas oscuras que se esparcieron por el espacio. Y quedó un hueco en el universo, uno sin rellenar que probablemente nunca vuelva a crecer.

domingo, 24 de septiembre de 2017

Amor perdido




A veces no puedo más,
recuerdo tu mirada
y miríadas de serpientes
me aprietan el alma.

Y entonces la sensación
repta hasta mi garganta,
me falta el oxigeno,
me sobran las palabras.

Se me salen los ojos de las órbitas,
y la cabeza, la cabeza me estalla
mil pedazos de cerebro
se reparten por mi cama.

No, no te tengo, ni siquiera sé
si te quise o te quiero,
pero te siento tan dentro,
como daga que corta mis entrañas.

Y aun así estas tan lejos
orgullosa y estirada,
ya ni me hablas,
para ti, soy carne de balada.

Nada y yo somos la misma palabra,
de ese amor no queda nada,
pero yo cariño mío, yo,
recuerdo tu mirada.

Pienso en ti cada mañana,
¿dónde?, ¿con quién?
y sobre todo, ¿por qué?,
te perdí yo o te gano él.

Camaleontoledo*

lunes, 18 de septiembre de 2017

Consejo del viento




—¿Quieres jugar conmigo? —me preguntó el viento mientras revolvía mi cabello.
Sin hacerle caso seguí mirando las nubes del cielo que, en silencio, iban desfilando una encima de la otra.
—¡Anímate! —me insistió— Caminemos por el jardín, deshojemos flores, movamos las ramas de los árboles mientras te cuento algunas cosas.
Comencé a caminar despacio, como con miedo de maltratar el césped. A mis pies les gustó sentir la humedad de la verde alfombra. Cerré los ojos y toqué las suaves hojas y las ásperas ramas de un árbol. Era bonita la sensación que sentía al disfrutar de estas cosas pequeñas.
—No hay que dejar pasar la vida. No se puede mirar la vida desde una ventana —me susurró el viento—. Éste es el momento. Tu momento. Todos tus deseos se realizarán, sólo tienes que vivir intensamente.
El viento jugó con mi falda hasta hacerme sonreír.

ANNA GUTIÉRREZ @LunaSerena28



martes, 12 de septiembre de 2017

No me niegues






¿Por qué me niegas el agua si tengo sed?
Dame la mano, pasaré tus dedos por mis labios.
No temas; lo haré con cuidado, no quiero hacerme daño.
Ellos acariciarán las grietas, se hundirán en las heridas,
sentirán la humedad de mi sangre. Ellos, sólo ellos.
¿Por qué me niegas el agua si yo te ofrecí mi pan?
Comiste de él, bebiste de mi agua y ahora me niegas.
No lo hagas; el camino es largo y mañana
serán tus labios los que necesiten agua
y el camino sólo te ofrecerá polvo
para saciar la sed. No lo olvides;
de mi pan comiste y bebiste de mi agua.
ASUNCIÓN ALCOCEBA