Se fue a dormir
más temprano, el día había sido muy agobiante para ella como solían serlo todos
los días. Antes de que el sueño la venciera por completo le gustaba leer un
poco. Esta vez, a diferencia de otros días, sólo leyó tres páginas y no pudo
más. Vio la hora, eran apenas las 9:47 pm. No podía creer lo temprano que era y
puesto que siempre dormía pasadas las 11:00 pm., sólo le dio tiempo de quitar
los datos del teléfono y quedó profundamente dormida.
Después de un
par de horas dormida empezó su sueño. Era tan real que parecía que estaba
despierta.
Y, ahí estaba
él.
Estaban en un
lugar donde comúnmente se encontraban casi todos los días. Nunca se hablaban,
sólo se limitaban a sonreírse de lejos. Ambos caminaban en dirección contraria
y sus miradas se cruzaron, ella inconscientemente esbozo una sonrisa coqueta y
él le devolvió la sonrisa con un brillo especial en sus ojos. Ella, de momento,
pensó que sería todo, pero no. Él, se detuvo y alegremente mencionó el nombre
de ella y le dijo:
—Hola, ¿cómo
estás?
Ella se detuvo
también un tanto nerviosa y esperaba que no se le notara. El corazón le saltaba
y la adrenalina recorría todo su cuerpo. Él le extendió la mano para
saludarla y ella respondió educadamente al instante.
Y ahí estaban
los dos, dándose la mano, sonriéndose fascinados y por primera vez en la vida
hablando.
Ella notó la
calidez de su piel al tacto con su mano, sintió una mano varonil pero muy
suave, intentó no ponerse nerviosa y contestó.
—Estoy muy bien
¿y tú?
Ella indicó el
camino, él empezó hablar sobre algunos mensajes que se enviaban y le parecían
graciosos, ambos reían. De pronto, el novio de ella caminó junto a ellos y ésta
intentó de manera sutil advertirle a él para que no fuera a cometer alguna
indiscreción. Al percatarse de esto, él se pone sumamente nervioso y en su
intento porque el chico no se diera cuenta de lo que estaban hablando empieza a
enredar las palabras y ella muere de risa por dentro, los presenta, se
estrechan la mano y el novio se dirige a saludar a alguien más, dándoles de
este modo la oportunidad para que siguiesen platicando. Luego ella se dirige al
auditorio y él la sigue. Continúan charlando largo rato, añorando el tiempo en
el cual sólo se limitaban a sonreírse y mirarse de lejos. De pronto, empieza la
conferencia y ella se despierta.
Mira su teléfono, son las 4:00 am., da vueltas en la cama y trata de evocar el sueño una y otra vez. Al día siguiente tiene que ver a su amigo. Él es el hombre de sus sueños, el que la visita cada noche, su fantasía más hermosa.