Subió
el telón, en el escenario una luz iluminaba el centro, justo en el centro,
donde no había nada, donde la soledad afloraba.
De
repente alguien apareció, una dama, vestida de rojo, cabello recogido, zapatos
de tacón.
Una
música de piano al fondo y un verso sonaba en el teatro, era un verso pequeño,
un poema del alma y un sentimiento afloraba.
Puso
el corazón en él, hasta que unas lágrimas aparecieron por sus ojos, bañaron su
rostro y la música cesó.
Bajó
el telón y su poeta desapareció. Ya nunca más subió aquel escenario, aquél que
oyó un poema de sus labios.
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