El barco donde navego
zozobra en la mar,
pues las olas se encrespan
y le amenazan con naufragar.
Este frágil galeote
con tan débil capitán
que conoce que su rumbo
no es otro que expirar.
En la noche no hay cobijo
y nadie me puede ayudar
esta desgracia es segura
nadie la puede evitar.
Como un castillo de naipes,
las velas ajadas están
y los palos que las sujetan
muy pronto claudicarán.
La suerte está echada
y mi destino es infausto,
pero siempre hasta el final
la nave intentaré guiar.
LUIS FERNANDO RAMOS MARTÍN
A pesar de las adversidades nunca hay que abandonar nuestros sueños
ResponderEliminarY cuando logras tus objetivos
La gran satisfacción es invaluable
SIEMPRE ADELANTE
AMIGO LINDO
¡Cuánta razón tienes, Mónica! Una persona sin sueños es una persona vacía, con el corazón desmadejado y las entrañas herida. Ese no soy yo, no te preocupes, amiga. Un beso a tu alma.
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