Estaban todos, como él esperaba sin un
atisbo de duda de si alguno podía fallar a esa cita, sentados a una gran mesa
esperando la cena. Los conocía bien desde hacía tiempo y, de pie, con una copa
de vino en la mano, miraba a cada uno de ellos, sonriente, expectante, buscando
el momento adecuado para pronunciar unas palabras, mientras los invitados le
miraban unos, otros charlaban con el de al lado descarada e inconscientemente,
omitiendo el obligado deber de respeto a su anfitrión y líder. Levantó su brazo
y anunció, con asombro de todos, su incondicional retirada al bunker.
ANTONIO PÉREZ RUIZ
Fina alusión a Hitler en este microrrelato de Antonio Pérez Ruiz.
ResponderEliminarAcierto. Difuminado, semioculto, emulando a la de Jesús con sus discípulos, esta otra fue también su última. Saludos.
ResponderEliminarMuy bonito, Luis Fernando. Escribes genial, sigue así. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Chinchimeri, aunque este microrrelato es de Antonio Pérez Ruiz.
EliminarGracias por tu comentario.
Un abrazo.