viernes, 12 de junio de 2015

Qué desnudez aquella



Con tu permiso.
Sin tu permiso.
No es necesario.

He visto una parte de ti
en ese lugar
a esa hora
Irrepetible.

No alcanzaste a vestirte,
yo tampoco

Qué desnudez aquella
cuando el peso de tus ojos
te llevó el rostro hacia abajo
y miraste el suelo
buscando un lugar para esconder tu sonrisa.

He visto esa parte de ti
que llovizna
y me la he llevado a casa.

El peso de tus ojos
me lleva el rostro hacia abajo
donde también busco un lugar para posar mi sonrisa
y encuentro la tuya
y anochece
y las nubes me tapan las estrellas
y llovizna
y llovizna
y ambos empapados del rocío de la noche
nos miramos a los ojos
a distancia
sin sospechar que de verdad lo hacemos
y dibujamos en el viento
algo más cercano a un beso
que a una sonrisa.

FRANCO VALENZUELA




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