domingo, 25 de septiembre de 2016

Azules




Procaces añiles por acantilados desdeñados,

tronaron ungidos de olas del mar y terrones despeñados.


Súbitos y dignos de engalanar,

decidieron desde alminares a la luna bramar.

Orgullosa en vuelo y arqueada por su cuello arrullar…

delicada, quiso su mano mostrar.


Lapislázulis de intenso arracimar,

pudo ella a los añiles presentar…

entre cuarzos violetas y ópalos sin mar.


Fue entonces cuando ella, a los acantilados, pudo mortificar. 

CÉSAR ARRANZ






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