Después de que Padania tomara la decisión de
independizarse de todo el territorio meridional, los camaradas de las Camisas
Rojas salieron de la taberna y subieron a una gran furgoneta. Emprendieron un
viaje a Romanones.
Los brigadistas de la milicia Camisas Rojas llevaban
consigo escopetas, balas silenciosas y pistolas. En el maletero tenían
toneladas de pólvora, dinamitas y cal viva. El conductor no levantó en ningún
momento el pie del acelerador. Quería llegar a la capital cuanto antes. En su
cabeza tenía solo un nombre grabado a fuego: Aldo Moro.
ÓSCAR ALONSO TENORIO
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