Érase una vez una niña,
tan alegre como hermosa,
presa de la fantasía
que le imbuía los sentidos.
Soñaba con ser la reina
en aquel bosque encantado,
cabalgando en mariposas
de color verde y encastado.
Ser dueña de ese universo,
de ese lugar tan querido,
pues era lo más ansiado
por su corazoncito colorado.
Unos enormes caracoles
guardaban esa tierra
como si fueran soldados
y su concha era su escudo.
Tantos y tantos animales
poblaban aquel bosque
de cuento maravilloso,
ese universo encantado.
LUIS FERNANDO RAMOS MARTÍN
Gracias, Carmen. Los sueños acaban cumpliéndose, antes o después la vida nos los regala. Un saludo y gracias por tu comentario.
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