Por fin soy afortunado;
llegó a mi vida el amor;
la mujer con la cual soñaba;
cada noche en mi almohada.
Nunca pude imaginar
que mi corazón dolorido,
sonrosado y destrozado,
fuera sanado por un querer.
Y ese querer eres tú;
mujer de mis amores;
maravilla de colores;
envidia de ruiseñores.
Tus caricias son un bálsamo;
tienen magia, las necesito,
y si un día me faltasen
no sería nada sin ellas.
Siempre estaré a tu lado;
eres mi reina de corazones;
la estrella que me guía;
en el camino de la vida.
LUIS FERNANDO RAMOS MARTÍN
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