Del alba llegó el ocaso;
mi amor me dijo adiós;
zarpó en velero equivocado
y su nave naufragó.
Ahora yo estoy a la deriva;
me rompió en dos el corazón;
pues jamás volverá junto a mí.
Mi amor está ajado
como planta marchitada
y me siento desolado
al quedarme en la estacada.
Pero hay que levantarse;
no vivir arrodillado;
no llorar desconsolado.
Cogeré el timón de la vida
con la sonrisa en la faz
y pondré rumbo al destino
camino a la felicidad.
LUIS FERNANDO RAMOS MARTÍN
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