Me revelo y grito en silencio;
aunque llore lagrimas amargas;
y de mis ojos surjan ríos inmensos;
de caudales desbordantes de dolor;
aunque mi corazón se parta en dos;
y mi alma adolezca y se marchite;
aunque la rabia me invada;
aunque el dolor sea insufrible;
aunque todo parezca perdido;
sobreviviré, pues debo hacerlo;
por mí y también por mi querer;
por su felicidad y mi vida.
LUIS FERNANDO RAMOS MARTÍN
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