miércoles, 1 de julio de 2015

El avaro



Autor: Molière (1622-1673)
Año de la obra: 1668

Molière, cuyo nombre real era Jean-Baptiste Poquelin, tuvo una vida muy azarosa. Pronto descubrió su pasión por el teatro. Así, en 1643 se une a la compañía el ilustre théâtre de la familia Béjart, pero el proyecto fracasa por motivos económicos y en 1645 ingresa en una compañía ambulante. Hijo de un tapicero, Jean Poquelin, que trabajaba para el rey Luis XIV. Esto le supuso un cierto status para que, en 1658, Molière y su compañía, en todo el esplendor de la monarquía del Rey Sol, diese su gran salto a París, convirtiéndose pronto en el favorito de éste.
Se enamora de la joven actriz Armande Béjart, veinte años menor que él y para cortejarla escribe <<La escuela de los maridos>>, una obra que trata de que el amor es posible aun existiendo una gran diferencia de edad si el marido es comprensivo con la esposa. Así, el veinte de febrero de 1662 se casan aunque pronto surgirán las primeras desavenencias que conducen a la separación, cuatro años después. Su primer gran éxito fue <<La escuela de las mujeres>>, en 1662. Pero su consagración definitiva llegó con <<Tartufo>>, en 1664, una obra muy polémica que fue censurada durante cinco años por su sarcástica crítica a la hipocresía religiosa. Luis XIV se vio obligado, en contra de su voluntad, a retirarle su confianza por razones de Estado. Esos años fueron muy prolíficos, en ellos escribe <<Don Juan>> en 1665, <<El médico a palos>> en 1666, una sátira sobre dicha profesión, <<El misántropo>> y esta, <<El avaro>> en 1668, pese a estar enfermo de tuberculosis desde 1665, enfermedad esta que padecería hasta su muerte. El cinco de febrero de 1669 se levanta, por fin, la prohibición que pesaba sobre <<Tartufo>> y un año más tarde, en 1670, escribe <<El burgués gentilhombre>>. El diez de febrero de 1673, con un Molière muy deteriorado, se representa por primera vez <<El enfermo imaginario>> en la cual hace el papel protagonista. Esta última obra gira en torno a un hipocondriaco y paradójicamente, siete días después, en su cuarta representación, se desmaya en el escenario muriendo unas horas más tarde. La iglesia se negó a darle cristiana sepultura por el incidente con el <<Tartufo>>, pero tras los ruegos de Armande Béjart, que ese mismo año se había reconciliado con Molière, al rey Luis XIV para que presione, finalmente cede la iglesia siendo enterrado el día veintiuno.
En lo estrictamente referente a esta obra debo decir, en primer lugar, que nunca he visto a nadie más rácano, tacaño, desconfiado, tirano y amante de su economía y de la de los demás si es posible como su protagonista, Harpagón. Éste tiene dos hijos, Elisa y Cleantes, quienes están enamorados de Valerio y Mariana, respectivamente, pero que no saben decírselo a su avaro padre. Sin embargo, Harpagón ya tiene pensado otros enlaces más afines con su propio beneficio. Pretende casar a su hija con Anselmo, un hombre maduro, sólo porque es rico y no quiere dote alguna y casarse él mismo con la joven y guapa Mariana, que podría ser hija suya por su edad. Así las cosas, Valerio y Cleantes comienzan a darle coba a Harpagón para ablandar su corazón poco a poco y poder ganársele, pero esa noche Harpagón va a dar una fiesta, austera eso sí, para declararse a Mariana sin haberse visto antes. Así el propio Valerio se convierte en el despensero y organizador del banquete por tener ideas más ahorrativas, para hacerle la pelota, que Maese Santiago, el cocinero, que desde entonces se la tendrá jurada. Por otra parte, la alcahueta Frosina y Cleantes urden un plan para unir a Mariana con Harpagón. Mientras el Flecha, criado de Cleantes, roba un cofrecillo con una importante cantidad de dinero a Harpagón para proporcionarle a su amo los fondos suficientes para que disponga de una dote suficiente en el caso de un hipotético matrimonio con su amada. Maese Santiago ve en ello la ocasión de vengarse de Valerio y le acusa del hurto. Finalmente, todo se resuelve con la llegada de don Tomás de Alburcy, un caballero que supuestamente se ahogó junto a su familia que se descubre que son sus hijos Valerio y Mariana y su esposa, la madre de ésta. Así pues, todo acaba con el matrimonio de Elisa con Valerio por una parte y de Mariana con Cleantes costeados, naturalmente, por Anselmo (Tomás de Alburcy) mientras Harpagón recupera su preciado y querido cofrecillo.
Obra de cinco actos sumamente cómica en la cual, como en la mayoría de este género en aquella época, exagera los defectos de su protagonista hasta límites insospechados. Me han gustado esos juegos de palabras que tiene, en especial los diálogos en los que Harpagón desoye a los demás pensando sólo en su propio beneficio, por ejemplo, cuando comunica a Valerio su interés por casar a su hija con Anselmo (acto primero, escena quinta) o cuando Frosina le va diciendo las virtudes y se inventa los gustos de Mariana mientras le va pidiendo una ayuda económica (acto segundo, escena quinta). Gracioso, igualmente, el malentendido del robo del cofrecillo (acto quinto, escena tercera). En definitiva, satiriza el auto engaño crea un gran número cómico bajo el elemento común del enredo para denunciar la hipocresía de la época. <<El avaro>> está vagamente inspirado en <<La marmita>> de Plauto. Molière escribió unas treinta y tres obras aproximadamente y tuvo la suerte de contar con el apoyo de Luis XIV, como ya ha quedado dicho, quien le permitió utilizar el Petit Bourbon (para representar, entre otras, esta obra) e incluso, en 1661, el Palacio Real.

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