Ayer
me despedí para siempre.
Hasta
que en los páramos infinitos del destino,
sólo
como algo etéreo, volvamos a coincidir.
Allí
donde la nada lo es todo.
Allá
donde sin palabras ni gestos,
sin
miradas sin lágrimas ni sonrisas
en
ese limbo en el que tú y yo
ya
no seremos nada.
Ni
piel ni huesos.
Ni
especies ni océanos.
Donde
no duela porque ya no existamos.
Decir
adiós y te quiero.
LETRAS
Y FOTOGRAFÍA:
MARÍA JOSÉ LUQUE FERNÁNDEZ
Un buen ejemplo de lo triste que puede llegar a ser decir adiós al amor de tu vida.
ResponderEliminarGracias amigo, por traer mis letras a tu espacio.. Es difícil decir adiós cuando el amor se impregna en la piel y queda en el corazón. Pero es la mejor opción y lección... Si amas es mejor dejar marchar.....
ResponderEliminarEvidentemente, cuando la llama del amor se apaga en tu pareja lo mejor, si quieres de verdad, es dejarla marchar de su lado. No hay mayor tortura que un amor no correspondido. Gracias por tu espléndida poesía y por tu comentario.
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