Entra el pescador de perlas en el hogar
acaricia desde algún recóndito lugar de la memoria
la perla que le descubrió el fondo del mar:
—Espíritus de los
océanos, devolvedme su voz, su brillo.
—No podemos devolverte lo que no has
perdido.
La sordera del pescador es abandono.
La perla de pensamientos circulares nacarados
rondaba en la memoria del pescador.
Un día, cuando el sol se le hincó durante la intimidad de
su aseo,
resbaló perpleja por la piel desnuda del hombre, hacia el
sumidero.
Mezclada con todas las aguas
volvió al mar.
Intuyendo recorreré otros puertos
en busca de mejores destinos, pensó la perla,
es más natural, que no ser nada en una mente que necesita
desdeñar,
porque así es más fácil vivir olvidando sin esfuerzo.
Recibió alabanzas y honores.
Engordó su nácar y su volumen.
Percibiendo se reía,
descubriendo nuevas mentes hasta lloraba
¡No puede ser! —fingía incredulidad.
En el anochecer de su vida,
cuando fue imposible ignorar el mar,
recibió un nombre de los pescadores de pensamientos
—Sabiduría —dijeron.
YOLANDA ROMÁN
Una clara muestra de que la naturaleza siempre dominará al hombre aunque éste se empeñe en someterla. Estupenda historia la compuesta por Yolanda Román que invita a reflexionar.
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