Con el tiempo
fue consumiendo cada latido por pequeñas figuras de hielo.
Con
movimientos rítmicos hirió de muerte a su lado bueno, el que todos conocían
como un ángel.
No tuvo
ningún tipo de remordimiento cuando usurpó en toda totalidad aquella mujer
fría, despiadada y cruel.
Se ganó a
pulso el apodo de LA IMPOSTORA.
Muy pocos
conocían su historia, cómo con mentiras había sido arrastrada hasta un terreno
de creencias erróneas.
El mundo
estaba lleno de copias baratas de amor y respeto.
Muy a menudo
mantenía peleas ridículas e inverosímiles con su pasado, simplemente por el
puro placer de auto herirse.
Durante la
noche sacudía sus alas negras, arrancando con furia alguna que otra pluma
blanca.
Una sombra la
observaba en silencio, respirando con suavidad, se percibía un desagradable
olor a orgullo, el cual prevalecía sobre sus intenciones de acercarse a ella.
Mientras
caminaba acariciaba con rabia el recuerdo de un hombre atractivo, pero con muy
poco concepto práctico del honor y la lealtad.
A pesar de
sus esfuerzos, la impostora, mantenía intacta en su interior algún tipo de
alquimia, el problema era la ignorancia sobre cómo funciona la magia.
VANESA
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