Hoy
quiero hablarles de ella, inspiradora casi mortal, de tímidos versos, portando
ese título sin quererlo, pero aceptando de buen gusto mis novatas letras, arte
urgente, belleza natural que invitaba a quedarse, cualquier poesía le quedaba
bien, porque ella las llevaba consigo, era tan suave que hasta sus espinas
acariciaban, me encantaba escuchar el sonido de su nostalgia, para sentirla más
cerca, jamás hallé la receta para sacarla de mi sangre, con ella siempre era un
viaje inesperado del que no esperabas salir ileso, hasta el mar extendí mis
letras, pero sin notarlo, ella huyó por un mero desierto, no nos dio tiempo a
arder, antes de que la vida se lleve toda la madera, amaba en ella esa libertad
que me daba para irme, cuando no quería hacerlo, ella escribía a menudo, pero
no podía descifrar en cada verbo, si había restos de mí, por allí. Ella me
enseñó a cerrar los ojos y entender las canciones, en sus pensamientos siempre
estaba latente la palabra regreso, vimos juntos el otro lado de la vida, el que
no habla, no trasciende, pero late, espero que siempre siga mirando de esa
manera, que no prive a los demás de disfrutar esa maravilla. En su credo
lejano, sembré mis mejores plegarias. Yo siempre le pedía que me lleve donde
quiera, tan solo con la promesa que siempre seríamos los mismos.
ALEX
Hermosa manera de describirla. Besos para Alex y para ti amigo.
ResponderEliminarGracias por ser como eres,
Eliminarsiempre tan solidaria,
gracias por tus palabras
y por ser una dama literaria.
Besos y gracias por tu comentario, Marijose.