La tristeza la invadía, la perseguía, sin ser consciente
que estaba dejando pasar los mejores años de su vida, esperándole.
¡Ya no se reconocía en el espejo! Ella, una mujer llena
de vida, llena de sueños, reducidos a la nada, esperando que él reaccionara y
volvieran a ser los de antes…
Con todo el dolor del mundo, una mañana, ¡tomó una
decisión! Empezar de nuevo, sola, sin cargar con la culpabilidad. Quizá, su
tiempo juntos, ¡había llegado a su fin!
Por fin, comprendió que no se puede obligar a nadie a
amar y, lo más importante, comprendió que antes de exigir nada a nadie, y mucho
menos amor, tenía que aprender a amar de nuevo a la persona más importante de
su vida, la que, pasara lo que pasara, iba estar a su lado toda su existencia, ¡ella
misma!
Un bonito texto lleno de optimismo que encierra una gran verdad: nadie puede amar a otros si no se ama a sí mismo. Me alegro por la decisión de ella :)
ResponderEliminar¡Un saludo y gracias por compartir!
Estoy totalmente de acuerdo, Julia. Es un relato precioso y con un mensaje de superación personal ante los propios problemas, aquellos que nos embargan el alma y que parecen abocarnos por momentos a una situación insuperable. Bravo por Cristina.
EliminarUn saludo y gracias por el comentario.
Que precioso compañera, me vas a ganar al final.
ResponderEliminarEs hermoso. Cristina tiene la virtud de transmitir los sentimientos con sus letras. No es fácil llegar al lector y ella lo consigue muy a menudo. Además, es admirable en ella su interés por aprender y mejorar día a día, así como su interés por la literatura.
EliminarEn Club del novelista ha publicado otro estupendo trabajo, el cual ha gozado de una espectacular acogida, titulado:
"¡Entre tinieblas!"
Su cuenta en Twitter es @crismari014 y allí pueden continuar disfrutando de sus letras.
Un saludo y gracias por el comentario, Carmen.