Año de la obra: 1613
Un hombre
llamado Campuzano, antiguo alférez, se encuentra al salir del Hospital de la
Resurrección, en Valladolid, con su amigo el licenciado Peralta a quien le
cuenta los sucesos de su boda. Declaró que un día entraron en la posada, donde
estaban el capitán Pedro de Herrera y él, dos mujeres que trabaron conversación
con ellos y que la que tenía unas blanquísimas manos engalanadas con valiosas
sortijas y el rostro cubierto le aseguró que se lo mostraría si mandaba a un
paje suyo seguirla hasta su casa. Los deseos de verla propiciaron que esto
hiciese y cuando ella descubrió su faz desveló también sus intenciones de
hacerle su esposo, obedecerle y servirle aportando para ello sus cualidades
culinarias y, sobre todo, una rica dote. Esto despierta en Campuzano las ganas
de aceptar su ofrecimiento por conseguir su dinero, como hizo finalmente.
Un día,
cuando Estefanía de Caicedo, que así se llamaba la dama en cuestión, y su ya
marido estaban aún en la cama de su nuevo hogar, llegaron a él doña Clementa
Bueso, don Lope Meléndez de Almendárez, dos criados y una dueña llamada
Hortigosa. Estefanía le dijo entonces a Campuzano que debían irse de allí, pues
doña Clementa le había manifestado a don Lope que aquella casa era suya para
poderse casar con él. Estefanía aseguro, además, que tal situación sólo duraría
una semana. Así pues se marcharon a casa de una amiga suya. Cuando se
encontraron a solas, la mencionada amiga quiso saber el motivo por el cual Campuzano
se hallaba tan molesto y, al contárselo, ella le reveló la verdad: que esa casa
era, en efecto, de doña Clementa Bueso y que el ardid que había utilizado ésta
para casarse con don Lope era el mismo que la propia Estefanía empleó con él.
Al sentirse engañado fue a buscarla furioso, pero ya no la encontró, ya que al
enterarse de que había sido descubierta y temerosa de las intenciones de
Campuzano se marchó definitivamente con el baúl de las pertenencias de éste.
Esta es
la historia que narró el alférez Campuzano a su amigo el licenciado Peralta y
lo que se puede decir que es la parte independiente de este relato porque, a
continuación, el propio Campuzano sigue su discurso afirmando que, en el tiempo
que estuvo convaleciente en el hospital, vio y escuchó que dos perros llamados
Cipión y Berganza hablaban el uno con el otro en un interesante, concertado e
inteligente coloquio. El relato finaliza en el instante en que Campuzano iba a
revelar a Peralta lo que dijeron los perros, convirtiendo a <<El casamiento
engañoso>> en el prólogo de <<El coloquio de los perros>>,
siguiente novela ejemplar. Este hecho es el que más se puede resaltar. Sin
embargo, no por esto deja de tener sentido el argumento de la obra que viene a
decir algo así como vive engañando y acabarás engañado, ya que el propio
Campuzano comenzó mintiendo a Estefanía haciéndola creer que sus abundantes
adornos y joyas eran verdaderos y de riquísimo valor para hacerse con su
fingida y supuesta hacienda, a pesar de que la buena vida y sus exquisitos tratos
suavizasen un tanto tan ocultas y pérfidas intenciones. A consecuencia de esto
resultó que quien poco tenía se casó por avaricia queriendo tener más con quien
nada poseía y le acabó por robar. Con razón menciona Cervantes, al comienzo, el
refrán de la época <<Quien casa por amores siempre vive con
dolores>>. En resumen, el cazador acabó cazado en esta estupenda,
entretenida y ocurrente novela ejemplar.
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