sábado, 30 de septiembre de 2017

Mundo hecho cenizas





     Paseaba por unas sucias calles de Londres, todo me parecía gris, era como si me hubieran quitado los ojos y me hubieran puesto los de un muerto.

     Esa calle, a pesar del miedo y repulsión que daba ese lugar, estaba muy transitada. La gente paseaba, otra corría porque se perdía alguna reunión importante. La gente aparentaba no sentir nada, todos estaban serios, como si les hubieran quitado el alma, sólo caminaban sin ganas, parecía que respiraran por obligación. Yo andaba, igual que ellos, todos eran iguales.

     Y así el mundo de blanco y negro, sin creatividad, sin nadie que lo quiera, se redujo a cenizas oscuras que se esparcieron por el espacio. Y quedó un hueco en el universo, uno sin rellenar que probablemente nunca vuelva a crecer.

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