viernes, 26 de junio de 2015

Sírvase vino



Las copas estaban listas para recibir el preciado líquido, ansiosas por sentir el cálido tacto del vino, de mantenerlo durante un tiempo breve en su interior hasta, fatal y finalmente, ser vaciadas en las secas bocas de los comensales, quizá con suerte, para algunas, de volver a ser rellenadas. Un ritual mágico al que se asistía muy de tarde en tarde, con motivo de alguna celebración, y siempre con alegría y gozo, tanto para las copas como para sus usuarios, aquellos gigantescos y feos insectos verde esmeralda de seis patas y dos alas.

ANTONIO PÉREZ RUIZ




1 comentario:

  1. Ciertamente repugnantes estos bebedores de vino. Un microrrelato muy original el de Antonio Pérez Ruiz.

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