martes, 31 de octubre de 2017

Sin alma





Sin alma,

salgo desnuda a la mañana

y me cubro con ella.

Su tez está agrietada por el frío,

que yo no siento

y me abrazo con fuerza a su alma,

que yo no tengo.

Sin alma,

no siento el azote del viento,

ni la luz que desprende la mañana,

que llevo entre mis brazos.

Deambulo desnuda;

hay un pajarillo tendido en la acera,

necesita ayuda.

Sin mi alma

y con la mañana entre mis brazos,

me acerco y lo recojo.

Veo su sonrisa

y la sonrisa de la mañana.

Siento como ésta se aleja de mis brazos.

—Ya no me necesitas, disfruta de este viaje —me dice—.

Con el pajarillo entre mis manos,

noto como mi cuerpo se eleva.

Siento el azote del viento

y la luz que desprende la mañana.

El pajarillo desaparece

y mi cuerpo se cubre

con un plumaje blanco.

Aleteo con fuerza unas alas grandes,

mis alas y vuelo alto.

Veo personas sin alma,

que no sienten el azote del viento

ni la luz que desprende la mañana

y me veo a mí;

a mí, también me veo.

ASUNCIÓN ALCOCEBA

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