Había momentos, en los que sentía que su alma se desvanecía, evaporándose
poco a poco.
Tan lejanos quedaban los recuerdos de felicidad, recluidos en la
oscuridad, en el rincón más aislado de su mente.
Sus ojos ya eran incapaces de ver la luz, percibiendo la vida, a través
de tinieblas.
La fuerza vital de su ser, cada vez era más tenue, más silenciosa, casi
imperceptible para los demás.
Ya no tenía ganas de luchar, no quería seguir envuelta en la melancolía,
¡quería libertad!
¡Quizá en otro plano, en otra realidad!
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