Autor:
Francisco de Quevedo (1580-1645)
Año de la obra: 1626
Comedia
satírica muy divertida a tono con la personalidad de su autor. Quevedo vivió
más para la política que para la literatura y eso le granjeó numerosos
enemigos. Protegido del Duque de Osuna, uno de los validos de Felipe III, pudo
así moverse en las altas esferas como a él le gustaba. En una España decadente,
arruinada, desmoralizada y con batallas en varios frentes. Quizás Quevedo quiso
mostrar como escritor de lo que era capaz como político, explicar en sus textos
los problemas de la nación. La caída del Duque de Osuna fue su propio declive.
Primero fue desterrado por el Conde-Duque de Olivares, uno de sus mayores
enemigos, cuando éste llegó al poder como valido de Felipe IV. Los posteriores
elogios al Conde-Duque hicieron que éste le perdonase. Pero Quevedo, siempre
tan crítico, se opuso al nombramiento de Santa Teresa de Ávila como patrona de
España por lo que fue nuevamente desterrado. Tras un posterior indulto, años
más tarde, sería encarcelado hasta un año antes de su muerte. Una de sus
mayores y más célebres enemistades fue la que mantuvo con el también escritor,
Luis de Góngora y Argote.
El
buscón, trata de las andanzas de un pícaro llamado Pablos, hijo de una
hechicera y de un barbero ladrón y sobrino de un verdugo. En estos extraños y
singulares parentescos se puede denotar la mordacidad de su autor. Novela
dividida en tres partes, denominadas libros, que comprenden un total de
veintitrés capítulos. El libro primero es divertidísimo. Cuenta desde que nació
en Segovia hasta el momento en que dejó Alcalá de Henares, donde estudiaba
(Quevedo también estudió allí), pasando por el pupilaje en casa del licenciado
Cabra como criado de su amigo Diego Coronel. En ese lugar se producen momentos
gloriosos para el lector, que no para los personajes, que serán presa del
hambre como consecuencia de la inmensa tacañería alimenticia y la nula
humanidad de Cabra. Hasta llegar a morir uno de los estudiantes en un alarde de
humor negro del autor, muy abundante en la obra. A Quevedo le gusta
caricaturizar todo, deformarlo, desde las situaciones más graves hasta los
nombres simplemente. Juan Merluza, Alonso Ramplón o el propio licenciado Cabra
son claros ejemplos de ello. Al llegar a Alcalá y ser víctima de las crueles
novatadas de sus compañeros, Pablos cambiará y se jurará a si mismo ser “el más
bellaco con los bellacos”, comenzarán sus travesuras y éstas serán la causa de
la separación de don Diego Coronel y Pablos. Cuando esto ocurre, éste volverá a
su ciudad natal para cobrar de manos de su tío la herencia por la muerte de sus
padres.
El libro
segundo se ocupa de lo que le ocurrió por el camino hasta cobrar el dinero. En
él se encontró con variopintos personajes: un loco inventor, un extravagante
maestro de esgrima, un clérigo poeta de versos tan malos como prolijos, un
soldado presuntuoso, un ermitaño y un mercader. Avergonzada de su familia huye
de casa de su tío tras cobrar la herencia y se dirige a la corte. En su
andadura se topará con el hombre que marcará su destino definitivamente. Un
pícaro que le enseña cómo ganarse la vida sólo con aparentar.
El libro
tercero trata de las andanzas de Pablos una vez en la corte, de las tretas de
éste y de sus compañeros de “cofradía” hasta que todos fueron encarcelados. Es
allí donde se destaca la hipocresía y el poder del dinero que hacen que Pablos
salga de la cárcel bajo fianza. Luego cortejará a una dama por su dinero bajo
un nombre falso. Sin embargo, para su desgracia, Ana, que así se llamaba
aquella mujer, resultó ser la prima de don Diego Coronel que al descubrirle
mandó que le diesen una paliza. Molido a palos y arruinado, mendiga por las
calles hasta que se recupera y su labia le hace ganar nuevas riquezas con las
que se va a la corte, a Toledo y de ahí a Sevilla hasta llegar a las Indias.
Por el camino se hará representante, poeta e incluso galán de monjas. En este
último capítulo se advierte al lector de
los peligros de la vida, las malas amistades y finalizará dejando una puerta
abierta a una posible segunda parte, de la cual, no tengo constancia. Quevedo
compuso, en fin, una magistral obra repleta de ese sarcasmo y humor ácido
propio de la personalidad de su autor. El personaje principal, Pablos, narra
sus peripecias dándole al lector el tratamiento de “vuesa merced”.
¿Te
ha gustado? Recomiéndalo y coméntalo, así como las anteriores novelas.
La picaresca del pícaro Pablos hace de esta obra una de las novelas más divertidas e ingeniosas de la época.
ResponderEliminarHola, Luis :)
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la reseña que haces de la obra, hasta el punto de que me planteo leerla en breve. Parece mentira, pero solo conozco los fragmentos que fueron de lectura obligatoria en el colegio. Se presenta apasionante!!
Un abrazo y muchas gracias.
Me alegra mucho que haya sido de tu agrado, Julia C. La verdad es que la vida de Quevedo fue tan azarosa como la del pícaro Pablos.
EliminarUn afectuoso abrazo y gracias por tu comentario.